7.4.17

Jesús y el Centurión

Mateo 8:5-13
5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 
6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 
7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 
8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará. 
9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 
10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 
11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 
12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 
13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

Es un texto que ha sido bastante conocido y predicado por la gran fe de un hombre que, aun al propio Jesús le sorprendió, así que quisiera profundizar en algunos detalles que me resultan interesantes. La palabra Capernaum es una transliteración del heb. Kefar Nâjûm, “aldea de Nahum” y Nahum significa “consolación” por tanto: Jesús llego a tierra de consolación, y este consuelo no solo es un buen titulo para la aldea; más bien, El VERDADERO Consolador había llegado andando. 

Lucas 7:1 nos cuenta la misma historia pero cuando uno lee ambos textos pareciera (literariamente) que el Centurión de quien refieren ambas historias son personas muy diferentes, aun cuando en general nos hablan de lo mismo, las peculiaridades entre Mateo y Lucas hacen que conozcamos al Centurión de manera diferente. En este texto no hablaré sobre las diferencias en el personaje, sino que me enfocaré en hablar del personaje que sugiere Mateo por elección propia. 

 El V.5 nos dice que el centurión “vino a Él” y esto es uno de esos puntos importantes que quiero observar, en solo 3 palabras la biblia nos recuerda cómo funciona de manera adecuada la vida del creyente no judío. Un hombre como el centurión sin ser judío y tomando en cuenta la personalidad que tenía como jefe militar, logra impactar a Jesús con lo que hace. “vino a Él” “Rogándole”, quiero expresarle lo que yo imagino de esta escena y por lo mismo estoy impresionado por este centurión. 

vino a Él – siempre que tenemos problemas, o algún tipo de necesidad nos vemos obligados a venir a los pies de Jesús (usted ah leído bien, dije que nos vemos obligados); sin embargo todo el trasfondo que hay de esto es importante. Venir a Jesús es reconocer que le necesitamos y por ello en “cierta medida” hay un rompimiento del orgullo, aun cuando venimos por propia voluntad estamos eliminando cualquier vestigio de orgullo que pueda haber en nosotros. Muchas veces el orgullo está escondido detrás del miedo a la vergüenza o en el NO creer que Jesús pueda hacer algo por nosotros, etc. pero eso es tema para otro estudio. 

El Centurión rompió su propio orgullo no solo al venir a Jesús sino otro par de veces en este texto, por ello elegí Mateo. Me gusta imaginar lo que este hombre debió hacer para recibir CONSUELO. 

Estamos seguros de que este hombre tenía un rango importante a su cargo, liderar a 100 hombres no es fácil y menos cuando no existían los medios de comunicación actuales, entonces, un centurión con este rango viene a Jesús acertando en todo. Lo sorprendente es que este hombre no era discípulo. Quiero imaginar que alguna vez el centurión mientras cumplía con su deber, de pie cuidando de alguna entrada o patrullando alguna plaza, escucho el mensaje de Jesús. 

Puedo ver la plaza concurrida, Jesús dando alguna enseñanza o trayendo sanidad a la gente y el centurión, en una postura firme, sosteniendo su escudo con un brazo en su mano la lanza, sin poder manifestar emociones por el mensaje de un judío rebelde. Y en su corazón las palabras de Jesús vibrando estridentemente, su respiración se agita y su corazón está por partirse… aquel hombre, militar, tan fuerte y capaz que ha logrado ascender en la cadena de mando, estremecido por las palabras de un carpintero judío, y por si fuera poco, en medio de la multitud Jesús voltea a verle con una mirada de amor y el corazón de este guerrero, oficial del ejército, entrenado, capaz y fuerte por excelencia, queda hecho añicos. Y usted podría preguntar ¿cómo es que me imagino todo esto? La respuesta es fácil. Por lo que la biblia dice: 

“vino a Él un centurión, rogándole y diciendo Señor” 

El término griego ocupado para rogar fue “parakaléo” que significa: implorar, suplicar por consuelo. En otras palabras este hombre buscaba el consuelo por su situación difícil y sobre todo imploró y rogó a un judío. 

Otro termino interesante ocupado en Mateo es Señor, que en realidad fue escrito kúros que significa: supremacía, supremo en autoridad, Señor, soberano, ungido, hacedor, amo, Cristo, Dios, dueño. Por lo tanto este hombre sorprende a Jesús no solo por lo que dijo cuando hablo de que no era digno de recibir a Jesús en su casa, sino que también, sin ser discípulo ni seguidor, simplemente le conoció como el “Supremo en Autoridad” ya que el mismo centurión sabía los términos de la autoridad. 

Sabemos lo que sigue, y es que Jesús accede a ir a sanar al criado pero el centurión responde, Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad,… 

 Como vemos, Jesús queda sorprendido no solo por esta frase, sino por porque desde lo profundo de si, este centurión, quito todo hilo de orgullo que pudiera afectar el milagro; buscando a Jesús, reconociéndole como Supremo en Autoridad y Dueño, suplicándole por consuelo, y ya solo como la cereza del pastel, decir que no es digno de estar en autoridad sobre Jesús. 

Recordemos que cuando entramos en la casa de otra persona entramos bajo su autoridad y esto lo sabía aquel Soldado por ello, declaró: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad,… 

En respuesta a todo esto, Jesús se maravilló; y cabe mencionar que solo este centurión en el texto de Lucas y en el de Mateo, logro Maravillar a Jesús. ¡Qué inmensa fe logro mostrar este centurión! que ni era discípulo ni seguidor, que aun entendió quien era Jesús antes que Pedro en Mateo 16 y que hizo todo para impresionar a nuestro Señor. Pero todo ello no queda ahí solamente, sino que según lo dice Jesús en el Verso 11 

Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 

¡Nosotros somos esos gentiles! De occidente, de oriente y tenemos la capacidad como este centurión de maravillar a Jesús por la cantidad enorme de fe que podemos tener. No por lo que somos, ni por lo que tenemos, no por el renombre o por el grado que poseemos, no por los títulos, solo por la humildad y la fe.