Desde el punto de vista bíblico, la integridad se constituye
como una característica vital en el crecimiento espiritual del discípulo; la
integridad ofrece la seguridad de que el material del que está hecho el
cristiano es real y acepto ante Dios, también es una prueba de que el carácter
del cristiano se ha modificado según la gracia de Dios para el bien del hombre
y el agrado ante el Todopoderoso.
La integridad se sugiere como: entereza moral, honorabilidad
o pureza, cualidades del hombre que solo son aprendidas de Dios y aun no lo
saben.
Pro 28:18 El que en integridad camina será salvo;
Mas el de perversos caminos caerá en alguno.
Está claro que la salvación no se gana por medio de las
obras pues Tito 3:4-5 dice:
Tit 3:4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios
nuestro Salvador, y su amor para con los
hombres,
Tit 3:5 nos
salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo,
Entonces ¿a qué salvación de refiere proverbios 28:18?
Pues a la misma salvación eterna, solo que ya no en el
sentido del primer perdón que recibimos cuando llegamos a los pies de Cristo,
sino al proceso de salvación en el cual todos estamos y que termina el día de
nuestra muerte, por ello la integridad de carácter se vuelve fundamental pues
garantiza que nos encontraremos limpios y sin mezclas de carácter ante Dios el
día que rindamos cuentas.
Sal 24:3 ¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su
lugar santo?
Sal 24:4 El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado
su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
Cuando el salmo 24 nos habla de El limpio de Manos nos
enseña del hombre que en sus obras, o bien dicho, que en la obra de sus manos
no hay culpabilidad ni pecado que perseguir pues están limpias de toda maldad,
básicamente porque la integridad del hombre se define externamente por medio de
sus obras. Todo aquello que el hombre hace lo define ante la sociedad, ningún
detalle por minúsculo que parezca carece de valor o importancia ya que cada
momento, cada segundo en la vida del hombre es parte de una gran cadena de
hechos que definirían el concepto que tendrán de él quienes le han conocido,
sin mencionar que las manos limpias representan para Dios la pureza de las
obras y el trabajo honrado.
El salmo 24 también menciona otra condición: el puro de
corazón; porque finalmente para Dios lo realmente valioso esta en el corazón
del hombre, aquello que solo Él Todopoderoso y Eterno conoce, pues los hombres
pueden ser engañados por medio de las obras; pero la integridad y pureza en el
corazón del hombre le agradan, pues no existen dobles intenciones, no existen
vanos deseos disfrazados de honradez, no existen afanes ni afectos camuflados
en ese ser. Su alma está hecha de la misma sustancia, sin mezclas ni
adulteraciones. Por estas razones el Señor condiciona por medio de este canto
la salvación, pues cualquiera puede ser integro de obras y malvado de corazón,
pero solo el puro de corazón tendrá obras de integridad.
Job 31:5 Si
anduve con mentira, Y si mi pie se apresuró a engaño,
Job 31:6 Péseme Dios en balanzas de justicia, Y conocerá mi integridad.
Sal 139:23
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Sal 139:24
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.
Si
queremos ser agradables a Dios tenemos que comportarnos íntegramente, eso
quiere decir que todas las aéreas de nuestra vida deben estar gobernadas por
Dios y sus leyes, tenemos que ser fieles en todo, no solo en las cosas que nos
parecen más fáciles, la integridad y entereza se logran solo por medio de la
lectura bíblica, porque la propia palabra de Dios nos enseñará cómo comportarnos,
como responder, como administrar, como tratar a nuestra familia, como hablar,
como conducirnos, como hacer negocios, etc. Todo lo que yo necesito está en la
palabra de Dios pero tenemos que estar dispuestos a abandonar los caminos que
nos llevan por oscuras veredas.
No es
fácil comenzar un camino de integridad, pero con fe, disciplina y disposición
se puede lograr; podemos definir entonces que la integridad nos llevará por
camino de rectitud y orden, el parámetro que tenemos para identificar como es
nuestra integridad es muy sencillo y esta siempre a la vista:
1-
¿Cómo me comporto con los demás?
2-
¿Cómo respondo a los demás?
3-
¿Cómo me comporto cuando no están o no me ven los demás?
4-
¿Cómo pienso de los demás?
5-
¿Cómo hablo a los demás?
6- ¿Cómo actúo cuando algo no me conviene?
7- ¿Cómo actúo cuando hay circunstancias a mi favor?
Con
esos 7 cuestionamientos parece fácil entender en gran manera que tan íntegros
somos, pero muchas veces pensaremos muy bien de nosotros mismos, y creeremos
que estamos en lo correcto; si eso pasa en su caso LE RECOMIENDO tenga miedo de
sí mismo, podría estar siendo vanaglorioso u orgulloso y volviéndose incapaz de
reconocer sus fallas.