26.7.17
17.7.17
Jesús y Nicodemo
Había
un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a
Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como
maestro; porque nadie puede hacer estas
señales que tú haces, si no está Dios
con él. Juan 3:1-2
En cierta ocasión se acercó
Nicodemo a Jesús y como ya leímos, uno de los miembros principales del
Sanedrín, sin embargo en este hombre se ve una naturaleza dual tal y como viven
muchos cristianos hoy en día; por un lado hace una afirmación importante de
reconocimiento “sé que eres una Maestro que viene de Dios” y por el otro lado
“lo visita de noche”, esto es un claro síntoma de que no quería ser descubierto
por los judíos, es decir, confiaba en que Jesús era el Rabí pero debía
disimular lo que creía de él. Esto parece muy familiar cuando lo comparas con
el tipo de creyente que por un lado confiesa creer en Jesús, pero por el otro
se oculta ante la sociedad para no ser descubierto como cristiano.
Alegóricamente, Nicodemo queda
cubierto de la sociedad por las tinieblas de la noche, de manera que no sea
evidente su camino, obviamente esto es a modo de simbolismo para nuestra vida,
las tinieblas son el mejor lugar para ocultar nuestra relación con Dios, ante
el mundo el cristiano promedio se oculta en el pecado, bajo el argumento de que
“todo es licito” o “todo me está permitido”, hablamos evidentemente de aquel
que ya sabe la ley de Dios, aquel cristiano que bajo la premisa de no ser “religioso”
hace como le place y satisface constantemente los deseos carnales; aclararé que
no se trata de ser el tipo de cristiano que se encierra en la iglesia a orar,
sino de vivir una vida cristiana afuera, una vida de luz y de evidencia de que
Jesucristo ha nacido en mi vida y me ha hecho nueva criatura.
Hay que prestar mucha atención a
que Nicodemo había entendido medianamente la Persona de Jesús, pues lo
visualiza como “maestro” solamente y en base a los milagros deduce que “viene
de Dios”, entonces podemos entender que todo aquel que pretende ocultarse aun inconscientemente
de los ojos de la sociedad, no ha conocido la verdadera identidad de Jesús, no
le ha conocido como Cristo ni como Salvador; sino solo como un maestro de
buenas filosofías de vida y como un predicador sabio pero nunca como el autor y
consumador de la fe.
Aunque no todo es malo en Nicodemo, pero de su historia podemos aprender que todo esto confirma lo que los versículos
finales del cap. 2 nos dicen:
Estando en Jerusalén en la fiesta de la
pascua, muchos creyeron en su
nombre, viendo las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese
testimonio del hombre, pues él sabía lo
que había en el hombre. Juan 2:23-25
A Jesús nunca le podemos engañar, nuestras intenciones son claras a sus ojos, porque el sabe como nos acercamos y las
condiciones no le hacen dudar, Él tiene pleno conocimiento de cómo esta nuestro
corazón y confianza en su Nombre
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