14.8.17

El Tesoro del Hombre

Cuando hablamos de pertenencias, tesoros y economía en las iglesias, nos metemos en terrenos difíciles de tratar; sobre todo por la naturaleza humana del APEGO, que desde la perspectiva psicológica es un vínculo dependiente hacia personas, objetos, ideas o situaciones en nuestra vida, hasta el punto de creer en la necesidad de poseerlo para sentirnos felices.

La idea de posesión es inconsciente e inherente a la naturaleza humana, ya que somos seres sociales y por ello consideramos a las personas que nos rodean como parte de nuestra vida por los vínculos y lazos que entablamos con ellos. Las propiedades materiales de que disponemos son consideradas posesiones por el simple hecho de haberlas comprado o adquirido de alguna manera sin considerar que tanto objetos como personas no son para siempre y que constantemente la vida cambia de circunstancias; dichos cambios son un enfrentamiento directo al apego natural del hombre.

El sentimiento de apego que experimentamos puede dañar seriamente nuestra relación espiritual con Dios ya que de él se desprenden muchos males, algunos de los cuales pueden ser: enojo, frustración, ira, temor, ansiedad, tristeza, violencia, etc. Y es que al experimentar un desprendimiento involuntario sobre aquello de lo cual nos sentimos poseedores, podemos experimentar (inconscientemente) la devaluación de nuestra persona aun cuando ello no sea cierto. Un auto, una pareja, una casa o un trabajo nunca le quitan valor al corazón humano.

En Mateo 6:19-20 Nuestro Señor Jesús dijo:

No os hagáis tesoros en la tierra,  donde la polilla y el orín corrompen,  y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo,  donde ni la polilla ni el orín corrompen,  y donde ladrones no minan ni hurtan.

¿Cómo es posible? Jesús quiso que el ser humano no dependiera de ninguna cosa natural para encontrar la felicidad, pues todo puede ser corrompido hasta perderse, pero los tesoros eternos perduran por siempre. Ahora bien, en cuanto a la felicidad, esta es el desprenderse de todo delante de Dios y dejar que Romanos 8:28 surta efecto

Y sabemos que a los que aman a Dios,  todas las cosas les ayudan a bien,  esto es,  a los que conforme a su propósito son llamados.

Aquel hombre que no tiene el excesivo apego por las cosas de este mundo encontrará la felicidad dejando que Dios haga su voluntad en cada circunstancia pues Job dijo:

Desnudo salí del vientre de mi madre,  y desnudo volveré allá.  Jehová dio,  y Jehová quitó;  sea el nombre de Jehová bendito. Job 1:21

El psicólogo Walter Riso dijo “Cuando eres incapaz de renunciar al deseo, estás en el apego” existe una excesiva renuencia por dejar lo material y la razón es dicho sentimiento, sin embargo esto afecta (como ya dijimos) la relación de fe y confianza que tenemos en Dios, no podemos depender totalmente de la provisión de Dios si aun nos afanamos por conservar lo que consideramos nuestro. Por eso mismo pablo explicó en Filipenses 3:8

Y ciertamente,  aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,  mi Señor,  por amor del cual lo he perdido todo,  y lo tengo por basura,  para ganar a Cristo,

La verdadera confianza en Dios subsiste en la fe de que Él mismo sostiene nuestra existencia y no necesita ayuda; y aquellos que según Mateo 5:3 han renunciado en espíritu a todo “los pobres de espíritu” o que no se han arraigado a nada natural sino a los tesoros eternos, serán poseedores del Reino de Dios porque han logrado dejar todo con tal de seguir a Cristo.

Así pues entendemos que nuestra relación con Dios puede ser dictaminada según aquello a lo que consideramos Tesoro.

Porque donde esté vuestro tesoro,  allí estará también vuestro corazón.
Mateo 6:21

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